Las ensaladas mandala, con todo mi respeto hacía las personas que practican el budismo, son una de esas cosas que en algún momento me sale hacer, así de forma espontánea, y que al final se ha convertido en una saludable costumbre. Se trata de colocar los ingredientes de nuestra ensalada como si fuera un mandala, usando la geometría para dibujar con la comida e ir de más grande a más pequeño, hasta un punto central.
Comer bonito no es una cuestión estética, es también un cuestión de salud. Al montar el plato de forma estética en realidad cubrimos con ciertas necesidades que, con el ritmo veloz de nuestras vidas actuales, muchas veces descuidamos.
Cuando empiezas a hacer una ensalada mandala, de repente focalizas toda tu atención en la comida: qué vas a colocar, cómo, qué tipo de corte es mejor hacerle, qué utilizar para condimentar… El cerebro se concentra en la comida y no en el móvil o en otros problemas, algo muy importante para que empiece la digestión correctamente. Y es que el cuerpo necesita recibir esas imágenes para empezar a mover todo el mecanismo, no solo es una cuestión de hambre.
Además, buscamos colores diferentes y variedad, algo muy importante cuando se trata de verduras y hortalizas: diferentes colores, diferentes aportaciones nutricionales. Si bien hay que tener cuidado con las mezclas, según el estómago de cada uno, es la mejor forma de salir de la ensalada simple de lechuga y tomate.
Evidentemente, se trata de que cuando comamos lo hagamos con todos los sentidos, empezando a cuidar nuestra alimentación desde la compra hasta el último bocado, ya veís que una buena presentación nos ayuda también a comer mejor.
Aquí os dejo con algunas que he colgado en Instagram.
Tienen una pinta deliciosa, así da gusto comer 🙂
[…] con ingredientes a tu gusto. Si te apetece hacer una ensalada creativa prueba con estas alucinantes ensaladas mandala de Mi dieta […]